Mi hermana y yo teníamos dos negocios, un restaurante y una tiendita de productos naturistas. Un día, llegaron a comprar dos misioneras, no se les notaba que eran misioneras como a los misioneros porque no traían camisa blanca ni corbata, pero su semblante y manera de ser era algo especial, se les vía en su rostro. Y yo les pregunté: ¿Quiénes son ustedes?, y en ese momento me atraparon y nos comentaron a mi hermana y a mí que eran misioneras de la Iglesia. Así empezamos una amistad. Las invitamos a comer y por medio de las comidas empezamos a conocer la Iglesia.
Nos invitaron a las pláticas que dan y después de 4 pláticas que nos dieron fuimos a la iglesia. Mi hermana y yo empezamos a asistir al Barrio Coatzacoalcos donde asistimos ahorita, en esa época estaba como presidenta de la Sociedad de Socorro la hermana Elvira Arvizu de Herrera, que en cuanto nos vio abrió sus brazos y nos invitó a pasar. Tuvo mucho que ver el recibimiento de esa hermana, nos sentimos muy a gusto, empezamos a asistir domingo a domingo. Las misioneras nos seguían visitando en el negocio, no podíamos recibirlas en casa porque nosotras trabajábamos todo el día, de 8 de la mañana a 10 de la noche.
Después de recibir las pláticas en menos de un año yo me bauticé. Mi hermana tardo más, como 2 años, después se bautizó. Yo tenía como 29 años porque tengo 30 años en la iglesia y en diciembre cumplo 60. Mis hijos desde pequeños los llevaba a la iglesia, ahí fue cómo empezamos, después de ser bautizada, mi esposo no quiso nada con la iglesia. Tuve muchos problemas en mi matrimonio porque yo me iba a la iglesia los domingos. Él no quería dejar su vida del mundo. Es ingeniero civil y su círculo de varones era de irse a tomar. Siempre ha sido un hombre que ha provisto todo lo necesario para la familia, pero su ambiente no lo quería dejar a pesar que desde que nació conoció el evangelio. Su abuelita le leía la biblia, ellos pertenecían a la Iglesia Adventista, o sea cimientos los tenía. Lo que a él no le entraba era lo del Libro de Mormón.
Yo siempre constante en la iglesia, poco a poco lo fue aceptando. Mis 2 hijos son bautizados pero inactivos. Ahora mi marido me dice que se da cuenta que les faltó el apoyo de él. Son buenos muchachos, los cimientos de la iglesia los han ayudado mucho, son profesionistas, tienen una familia bonita, nunca han tenido problemas de licor, droga, cigarro, son tranquilos.