Me convertí por mi hermana mayor, ella acaba de morir hace 2 años. Sus hijas se encontraron a los misioneros caminando, llegaron a su casa y ella acepto las pláticas. Fue la primera que se bautizó junto con sus 6 hijos. Después me empezó hablar de la iglesia, porque yo era muy Católica, de esas que iban a misa desde la 7 de la mañana.
Yo me case con mi esposo jóvenes los dos y nos fuimos a vivir a la ciudad de Tampico, Tamaulipas, pero me resulto un hombre muy malo en el sentido de que era muy mujeriego. Yo sufría mucho por eso, para no sufrir esa situación y con mis 3 hijos pequeños, me refugiaba buscando a Dios en la iglesia Católica. Mi esposo era cada día peor, peor se iba con las mujeres, regresaba a casa, se volvía a ir con las mujeres, me dejaba y así sucesivamente. Mis hijos ya estaban grandes, ya iban en preparatoria, ellos ya se daban cuenta de la situación y un día me dijeron mira mamá ya no recibas a mi papá porque nada más se está burlando de ti y de nosotros con su vicio de mujeres. Yo con mis hijos sufría sola, viendo mi hermana que yo estaba en esa situación me invita a la iglesia; mis hijos todavía no tenían ni edad para bautizarse. Me bautice, esa fue mi medicina, mi fortaleza, todo se me olvido, empecé de lleno a la iglesia.
Los misioneros que me bautizaron me regalaron el Libro de Mormón, pero tan arraigada estaba a la iglesia Católica que ya estando bautizada me fui 3 veces a oír misa, era un hábito muy fuerte. Una de mis hijas– la más pequeña– estaba en primaria y me dijo, “Vas a ver, le voy a decir a los misioneros que te vas a oír misa!” Yo me espante y dije, “No Diosito, ya no lo voy hacer;” estaba luchando con esa costumbre. Entonces mi hija le dijo eso a los misioneros, ellos se rieron y me dijeron, “Le vamos a dejar de tarea que lea el Libro de Mormón diario.”
Antes que me bautizara, para no sufrir tanto, antes de dormir, leía mucho la biblia, hasta la madrugada. Me dijeron los misioneros que leyera el Libro de Mormón diario para que se me quitara el hábito de ir a misa. La primera vez que lo leí no le entendí, lo termine en 2 o 3 treses meses. Llegaron los misioneros a visitarnos y les dije, “No le entendí,” me dijeron, “Léalo otra vez.” Lo volví a leer y ya con las clases, pues le entendí más. Todavía no me compraba ningún libro de la iglesia, ahora tengo muchos libros de la iglesia. Acabo de terminar de leer el Libro de Historia de la iglesia Dispensación de los Tiempos. Yo leo mucho, me encanta leer – ahorita que mis hijos se casaron y estoy sola, me encanta leer.